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PRIMER PERÍODO.

ESPAÑA Y PORTUGAL.

DOCUMENTOS

CONCERNIENTES A SUCESOS OCURRIDOS

CON MOTIVO DE LA CUESTION ENTRE ESPAÑA Y PORTUGAL

ACERCA DE SUS RESPECTIVOS DOMINIOS EN LA AMÉRICA MERIDIONAL.

PRIMER SITIO: 1762.

1o Relacion exacta del sitio de la Colonia del Sacramento, plaza portuguesa en la costa N. del Rio de la Plata, formada por uno que se halló en el mismo sitio, etc., etc.

2o Carta sobre la conducta de Sarria, jefe de la escuadra española, en la empresa sobre la toma de la Colonia.

30 Otra, escrita por un residente en la plaza de la Colonia, á quien se atribuía ser autor de la anterior.

1762.

SEGUNDO SITIO : 1777.

40 Noticia individual de la expedicion encargada á D. Pedro de Ceballos con-
tra los Portugueses del Brasil, inmediatos á las provincias del Rio de la
Plata. Últimos motivos que han ocasionado este rompimiento en 1776.
50 Noticias de Montevideo de 16 de abril de 1776.

60 Noticias de la expedicion al Rio Grande, por lo que toca á la marina.

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1762,

70 Noticia circunstanciada sobre el suceso que tuvo lugar el 19 de febrero de 1777 en el Rio Grande.

80 Oficio del virey D. Pedro de Ceballos al marques, general del ejército, para la suspension de armas y hostilidades.

9o Descripcion de la isla de Santa Catalina.

Sobre un tratado

de límites

entre España y Portugal.

Sus fatales consecuencias.

Mal proceder

Relacion exacta del sitio de la Colonia del Sacramento, plaza portuguesa en la costa del N. del Rio de la Plata. Formada por uno que se halló en el mismo sitio, con todas las reflexiones conducentes á la mas cabal inteligencia de sus circunstancias.

Notorio ha sido á toda la Europa el ruidoso tratado de division de límites establecido entre Sus Majestades el rey de España y el de Portugal, y que el ministerio de este ha sabido por mas de 10 años burlarse de la respetable monarquía española, apadrinando su mala fe con el poderoso influjo y superioridad que la reina Da Maria Barbosa se habia adquirido sobre el espíritu del Sr. D. Fernando VI, que está en el cielo.

Pocos ignoran las fatales y aun escandalosas consecuencias que dentro y fuera del reino de Portugal se han conseguido del mencionado tratado; y ménos debemos ignorarlas los que, viviendo en estas provincias del Rio de la Plata, habemos presenciado la insolencia con que la nacion portuguesa ha manejado la mala fe de sus proyectos: habiendo experimentado nosotros con demasiado dolor, que, al mismo tiempo que se trataba de establecer una línea divisoria, se extendian á usurpar varios puestos principales de nuestro territorio, á extraer fraudulentamente un crecido número de familias de Indios, y á robar una multitud exorbitante de ganados. De modo que el caviloso ministro de la corte de Lisboa mas parecia haberse propuesto el arreglo del tratado, para que sirviese de capa á su felonia y usurpaciones, que para terminar las cortas diferencias, que podrian algun tiempo ocasionarse por la incertidumbre de límites de ambas monarquías.

Estos procedimientos, y los fines particulares á que se diride los Portugueses gian, jamas se ocultaron á quien sin el vicio de la parcialidad y

pasion, observaba su conducta; pero la pusilanimidad, la falta de entereza, ó el particular interes de quien por nuestra parte debia cortar un mal que cada dia se iba haciendo mas irreparable, conspiraron á que todo se redujese á un género de indolencia, disimulo y contemplacion; y en una palabra, apadrinaron cuanto los Portugueses han pensado, dicho y ejecutado, en todo el tiempo de esta enfadosa expedicion, cubriendo con la negra capa de la buena armonía, unas operaciones visiblemente contrarias á los intereses del rey y la corona, sin reparar en los excesivos gastos de mas de tres millones de pesos, que inútilmente se han consumido, sin mas fin que el de engrandecer á una nacion que hace profesion de aborrecer la nuestra. Poco costaria insertar aquí una individual é incontestable prueba de todos los excesos, que se han insinuado por mayor; y aun sería de ménos trabajo, hacer un claro manifiesto del infeliz y miserable estado á que esta gente ha reducido el floreciente comercio de este reino, en estos 10 años, en los que su Colonia ha sido, mas que nunca, un inagotable almacen de la nacion inglesa, para introducir desde allí (por el viciado canal de la buena armonía que á cada paso se nos intimaba) sus cargazones de géneros y extraer, por el mismo, los muchos miIlones que en plata, y apreciables efectos de estas partes, han conducido á su país, contra toda la fe debida á los tratados que se lo probibian; pero en la inteligencia que esta obra requiere lugar mas sosegado que el de un campo, y tiempo mas oportuno que el de un sitio, nos contentarémos con decir :

Que enterado el rey de que los motivos que habia tenido la España para formar el vergonzoso tratado, que ha sido la piedra del escándalo, en vez de serle ventajoso, le defraudaba de una gran parte de terreno en esta América, anuló el dicho tratado, pactos, convenciones y todo lo demas que en virtud de él se hubiese ejecutado por los comisarios. Y considerando consiguientemente que los Portugueses nunca abandonarian esta Colonia, por complacer á la Inglaterra, de quien siempre han dependido, con una indecorosa servidumbre, quiso S. M. de un solo golpe ponerse en estado de poder reparar los graves per

1762.

ld.

El rey de España anuló este tratado.

1762.

juicios que en esta y otras partes han ocasionado á sus vasallos para cuyo efecto (aun ántes de declararle la guerra en Europa por los justificados motivos que se han hecho saber al público) se despachó de órden de S. M. á Buenos Aires la fragata dada al gobernador de guerra, nombrada la Victoria, ordenando en esta ocasion al

Órden

Ceballos

de tomar

por la fuerza

la plaza.

Conducta sigilosa

Ceballos.

Excmo. Sr. gobernador y capitan general de esta provincia
D. Pedro de Ceballos, que efectivamente sitiase esta plaza y la
tomase por fuerza.

Este hábil general se impuso á sí mismo la ley del sigilo, con del capitan general tal extremo rigor que nadie tuvo, ni aun la mas leve conjetura de la dicha órden; y aunque á todos fueron manifiestos los preparativos en que se ocupó desde el mes de marzo hasta el de agosto, tuvo la felicidad de persuadir al público, que todo se dirigia á estar prevenido para cualquiera irrupcion que por esta parte intentasen los Ingleses. Mas como la mala fe de Portugal les infundia el justo temor de lo que despues ha sucedido, no dejaba de vivirse en esta Colonia con algun recelo, y cada dia añadian á su fortificacion nuevas obras, aunque de poca entidad, porque el estrecho bloqueo en que el Excmo. Sr. Ceballos la habia tenido un año ántes de ponerla sitio, con el motivo de atajar el ilícito comercio, la tenia sin aquellos materiales de que siempre se ha surtido fácilmente en las costas de este rio.

Recelo que inspiró

á los Portugueses.

Arribo

de dos lanchas.

Llamamiento general

á las armas.

Sin embargo, el 27 de julio arribaron á la costa del campo del bloqueo dos lanchas con 500 barriles de pólvora; y un marinero de otra pequeña falúa, que habia venido con pliegos del general, al hacerse á la vela para Buenos Aires, pasando por cerca de los navíos portugueses, que estaban en su enseñada, se echó al agua á las 11 de la noche, y ganando el bordo de uno de ellos pasó á dar parte al gobernador de la plaza de la provision de pólvora recien traida. Esta noticia le hizo tomar algunas medidas bastante precipitadas; porque al dia siguiente hizo demoler todos sus arrabales, y puso todo el vecindario sobre las armas, con la precision de alojarse de noche en la muralla, en varios pabellones y tiendas que mandó poner. Agregábase á esto la noticia que tuvo de Buenos Aires casi diaria

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