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1762.

allanar ántes esas y otras muchas zanjas y excavaciones, que por todas partes se hallaban para resguardarnos sin ningun peligro. Y todavía nos causó mayor admiracion, que retiradas sus guardias á la plaza, y que oyendo el ruido de 800 picos, palas y azadones y aun las voces de la misma gente, no hiciesen un vivo fuego que embarazase, ó nos costase mucha gente el abrir nuestra trinchera; pero lo cierto es que habiendo comenzado á trabajar á las 8, eran las 11 y 10 minutos cuando Comenzó el fuego. dispararon su primer cañon, en cuya hora la excavacion ménos profunda cubria ya á un hombre de regular estatura. Á su segundo cañonazo respondió nuestra batería de la zanja con la bala roja que estaba caldeada desde el toque de oraciones, y en el resto de la noche, siempre correspondió con una doble descarga á la descarga de los Portugueses, que inútilmente enderezaban casi toda la noche sus tiros contra una batería que habian dejado construir sin la menor resistencia, y que por razon de su formacion y sitio, nunca pudo ser molestada de sus fuegos.

Continuó.

Reconvencion del gobernador

Ceballos

al de la Colonia.

El dia 6 se continuaron los fuegos de una y otra parte, aunque con alguna lentitud, pero los nuestros tenían órden de no disparar si cesaban los fuegos de la plaza, como efectivamente cesaban de noche, y nos traía esto la ventaja de adelantar la 2a batería sin oposicion. Dos cañones que se habian puesto para la marina, dispararon por la mañana algunas balas á la fragata de guerra portuguesa, que luego se retiró, y se puso detras de la plaza; desde dónde con otro bergantin se avanzaron dos ó tres dias por el canal en que estaban, y por el flanco de nuestras trincheras incomodaban continuamente con repetidas descargas á la tropa y gente del trabajo; pero dos cañones que se pusieron cerca del agua por la parte del Sur les precisó á ganar segunda vez el abrigo de la plaza, sin que por parte alguna pudieran ofendernos.

Este dia, por la tarde, reconvino S. E. al gobernador de la Colonia para que la entregase, y que en caso de resistencia hacía saber al vecindario, que si tomaba las armas, sería tratado con el mismo rigor que la tropa arreglada de la plaza, sin que

pudiera valerle la regular excusa de ser violentado por el gobernador; y que en caso de resistencia, y de no seguir el ejemplo de las plazas de Portugal, que se han entregado francamente á la presencia del ejército español, demoleria y abrasaria la ciudad, castigando la obstinacion, si la hubiese, con todo el extremo y rigor que el furor de la guerra permite en semejantes casos. Á todo esto dieron la respuesta de que querian defenderse, y continuó el fuego de una y otra parte hasta la noche.

El dia 7 se hizo mas fuego que el antecedente, tanto de la plaza, como de nuestros ataques. Tiraron por elevacion muchas balas al paraje donde suponian estar acampada nuestra tropa; pero pasaban por alto á excepcion de 3 que cayeron en el hospital de sangre, 2 en la cocina del general, y algunas entre la gente, pero sin desgracia. Por la tarde se vieron 9 embarcaciones portuguesas que venian con faginas, las que se entraron en nuestro puerto del Real de Vera, con ademanes de intentar un desembarco. Se dió parte al campo, de donde se destacó inmediatamente una porcion de tropa y dragones; mas cuando estos llegaron, ya estaban de retirada, porque, juzgando sin duda los Portugueses que estaba aquel puerto abandonado, destacaron dos pequeños botes para sorprender una pequeña lancha que teníamos allí; pero el oficial y 25 hombres que permanecen en aquel paraje, dieron una carga cerrada sobre ella, y esto bastó á que siguiese su rumbo aquella escuadra.

En los dias 8, 9 y 10 no hubo novedad particular; y solo se notó que tal cual incendio que ocasionaba nuestra bala roja se apagaba con puntualidad, en virtud de las precauciones que habian tomado para ello. El dia 11 estuvo concluida una batería de 19 cañones; 13 de á 24, 4 de 18, y 2 de á 16. Todos comenzaron á batir en punto de medio dia; y aunque el general mandó que no se apuntase directamente á la iglesia, no obstante como estaban destinados 6 cañones para desmontar la artillería de los enemigos, las balas que pasaban por alto maltrataron notablemente este edificio, y demolieron otros. Este dia vino á nuestro campo un negro desertor de la plaza, y dió la

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Continuó el fuego con mas vigor. Embarcaciones

portuguesas.

Conclusion de una batería.

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noticia de ser muertos 30 hombres, y mas de 60 los heridos; y que sin embargo de la consternacion en que todos se hallaban, se ocupaban incesantemente en fortificar todas las avenidas de las calles, que miraban al ángulo del baluarte que comenzaba á batirse. Por la noche se hizo algun fuego desde la batería de la bala roja, pero la plaza cesó de tirar desde las 6 de la tarde, sin embargo de las repetidas descargas que sufrió.

El dia 12 se batió todo el dia en brecha con 19 cañones, y no habiendo cesado de hacer fuego, disparó 13 únicamente la plaza; admirándonos de esta inaccion, porque no se les habia desmontado sino 3 cañones. Esta batería no hacía todo el efecto que se deseaba; porque se vió que no eran paralelos los fuegos con la brecha, y se reconoció asimismo, que el terraplen del baluarte que batia era mayor y mas fuerte de lo que se habia pensado. Por este motivo, se determinó la formacion de otras dos baterías mas inmediatas á la plaza, á las cuales sucesivamente se fueron mandando los cañones, y esplanadas de la antecedente, y se pusieron en la una 4 morteros para las bombas y granadas reales que teníamos.

El 13 por la mañana se vió, que habian trabajado un ataque para tres cañones sobre el mismo terraplen que se batia, y este dia, por la tarde, y el siguiente hicieron fuego con ellos á nuestros trabajadores, pero sin ocasionarles el menor atraso.

El 14 se hicieron á la vela 4 bergantines bien cargados, que tomaron el rumbo de Montevideo, y se conjeturó que ellos se enderezaban á la costa del Brasil con familias, plata y efectos del comercio. Sus embarcaciones han tenido la fortuna de no hallar oposicion en este rio; y así pudieron libremente sacar la guarnicion, gente y haciendas de la isla de Martin García. Han podido tambien traer á nuestras costas faginas, estacas y otras maderas para repararse, y finalmente han dilatado el sitio hasta obstinarse por considerar su retirada ó su fuga, por la parte del rio, sin oposicion. Y ¿quién diria que estos irreparables daños, enormes perjuicios y desdoro de nuestra marina, pudieran ocasionarse por la culpa de un hombre encaprichado (cobarde á boca llena le llama todo el ejército), que habiendo

venido de comandante en su fragata de guerra á las órdenes del general, en nada mas ha pensado que en desobedecerlas, y resistirlas con frívolos pretextos y necias interpretaciones?

Á las órdenes de este capitan se habian puesto su fragata, el navío Santa Cruz, 3 avisos, 8 crecidas lanchas y 3 corsarios, embarcaciones todas armadas en guerra, bien pertrechadas, y con tripulacion y tropa muy superior á la de los enemigos; y sin embargo le hizo creer la vehemencia de su miedo, que no era capaz de resistir á una falua portuguesa, y huyendo ignominiosamente en noche, de la inmediacion del puerto de la Colonia, donde se hizo el desembarco de nuestra gente, pensó cubrirse con un consejo que tuvo con los demas capitanes de las embarcaciones; y sin órden del general, ni comunicarle su resolucion, se refugió en la ensenada que está en la parte del Sur de este rio; y no estando su cobardía satisfecha con aquel gallinero, en vez de obedecer á las órdenes con que se le llamaba, desembarcó la artillería del navío Santa Cruz, y parte de la suya para atrincherarse en tierra, y defenderse de los millones de enemigos que le representaba su afeminada imaginacion; y para asegurar (como él decia) aquel puerto, que era el mas importante en este rio, como si hubiera venido de España con esta comision, ó como si fuera capaz de corregir las medidas que el general habia tomado para la seguridad de ese puerto y el resto de su provincia.

Finalmente, el público sabrá por otra parte las fútiles excusas, insulsas representaciones y frívolos pretextos con que este hombre resistió el acordonarse á vista de la Colonia, y ya saldrá á luz la inconcusa prueba de sus irregulares procedimientos, por medio de la sumaria que ha formado el auditor de guerra sobre el cotejo de fuerzas de una y otra escuadra, y sobre combinar las órdenes del general con sus excusas; cuya diligencia ha sido precisa para contener el furor de la oficialidad y tropa del sitio, que pedia contra él una pronta y ejecutiva justicia, al ver que por su causa se exponia la empresa y se arriesgaba un copioso derramamiento de sangre. Despues se verá

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Pretextos frívolos.

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Se hicieron

á la vela 4 embarcaciones portuguesas.

Generala. Fuego sin cesar.

Continuó e. fuego.

el efecto que estos clamores esparcidos por Buenos Aires y por todas partes causaron en el dicho capitan.

La noche del 14 se dejaron los cañones cargados á metralla, apuntados á la brecha, y se descargaban á diversas horas para embarazar la continuacion de los trabajos, comenzados sobre ella en la noche antecedente; el dia 15 se continuaron los fuegos lentamente. Al ponerse el sol, se hicieron á la vela 4 embarcaciones portuguesas y luego se vieron dar fondo en nuestra isla de Hórnos. Dió parte la guardia de la costa, que parecian intentar algun desembarco; pero se ignoraba si sería en tierra firme, ó en la isla con ánimo de cortar faginas. Esto segundo no podia impedirse porque nuestro comandante estaba siempre en el cuartel de la salud que habia elegido voluntariamente; mas, para embarazar lo primero, se destacó un piquete de infantería, que se retiró por la mañana, cuando se vió el destino de los Portugueses, que era llevar fagina y estacas de la dicha isla, y al partir de ella quemaron un rancho, que habia servido á una pequeña guardia de un cabo y 4 inválidos, que se habian mantenido allí ántes del sitio.

El 16 se batió todo el dia el terraplen, y por la noche se apostaron 30 hombres á tiro de fusil, para impedir los trabajos en la brecha se mudaban cada hora, y hacian fuego sin cesar, de modo que por la mañana habian consumido 4,000 cartuchos. Á las 8 en punto de la noche, en que se hizo la primera descarga de fusilería, se tocó en los cuarteles de la plaza la generala, y correspondió todo el pueblo con alaridos y voces, que duraron como dos minutos; y aunque al principio pensábamos que habia sobrevenido alguna especie de motin ó sublevacion, supimos despues que se habia ocasionado de la voz de que nuestra tropa se avanzaba ya á la brecha, por el motivo de la inmediata descarga de fusilería que sintieron.

El dia 7 continuaron los fuegos de nuestros ataques, y correspondió la plaza con mucha lentitud. Por la noche prosiguió la fusilería alternando con el cañon á metralla, las bombas y granadas. Los dias 18, 19 y 20 hicieron nuestras baterías un terrible fuego, y cayó la cortina de la puerta del Socorro, con que

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